Vox, Chega y Aliança Catalana: del margen a la moda política

El auge de las ultraderechas en la península ibérica abre un escenario inédito y de consecuencias inciertas para los partidos conservadores tradicionales

En los últimos meses se ha constatado un cambio sustancial en el panorama político de España, Portugal y Cataluña: los partidos de ultraderecha están creciendo electoralmente hasta convertirse en actores centrales. No solo aumentan su respaldo: están en situación de condicionar alianzas, desplazar espacios políticos de los partidos tradicionales y, en algunos casos, acercarse a posiciones de liderazgo. El ascenso de Vox en el conjunto de España, de Chega en Portugal y de Aliança Catalana (junto con Vox) en Cataluña no es puramente electoral, sino que refleja transformaciones sociales, generacionales y simbólicas profundas. Estas formaciones ultras ya no compiten únicamente por espacio en el extremo ideológico: avanzan hacia el corazón de la política ibérica, arrebatando votantes, erosionando hegemonías y, sobre todo, imponiendo sus prioridades discursivas.

Los partidos conservadores convencionales son los principales amenazados. El PP en España, la AD/PSD en Portugal y Junts en Cataluña ven cómo parte de su electorado histórico (jóvenes, clases medias descontentas, sectores identitarios) se traslada hacia alternativas más radicales. En paralelo, para intentar frenar la sangría, se ven arrastrados a endurecer posiciones en inmigración, seguridad o valores nacionales, aceptando marcos narrativos que marcan los ultras y que terminan beneficiando a estos. En este contexto, la batalla política ya no se libra solo en las urnas, sino en la disputa por la agenda pública, donde Vox, Chega y Aliança Catalana llevan la iniciativa.

A continuación, un análisis partido por partido y los riesgos sistémicos que plantean para los partidos tradicionales y, en particular, para las derechas clásicas que aspiran a gobernar.