Europa frente al abismo: ¿Puede sobrevivir Ucrania sin EE.UU.?
La ruptura entre Washington y Kyiv fortalece a Putin y deja a Europa ante el desafío de asumir un papel de liderazgo en la seguridad de Ucrania.
La humillación de Volodímir Zelenski en la Casa Blanca ha marcado un punto de inflexión en la geopolítica mundial. Donald Trump y su vicepresidente, J.D. Vance, han dejado claro que Ucrania debe aceptar un alto el fuego en términos que rozan la rendición, o arriesgarse a perder el apoyo de Washington. Este giro no solo refuerza la estrategia de Vladímir Putin, sino que también somete a Europa a una prueba histórica: ¿puede asumir el liderazgo en la defensa de Ucrania y de su propia seguridad?
Trump-Putin: el eje que amenaza a Ucrania
Putin apostó por el regreso de Trump y, hasta ahora, su estrategia ha dado frutos. Mientras el Kremlin celebra la fractura entre Washington y Kyiv, Trump parece más interesado en hacer negocios con Rusia que en sostener a Ucrania. La negociación de un acuerdo sin la participación de los ucranianos y la presencia del director del fondo soberano ruso en las reuniones con delegados estadounidenses dejan claro el pragmatismo del magnate: las grandes potencias deciden, y los países pequeños deben ajustarse a lo que les imponen.
A esto se suma la amenaza de Elon Musk de retirar el acceso de Ucrania a Starlink, lo que dejaría al país sin una infraestructura crítica de comunicaciones. La UE busca alternativas, pero cualquier solución tardará meses en materializarse.
Europa: entre la reacción y la parálisis
La reacción europea no se ha hecho esperar, pero su unidad es frágil. Reino Unido, Francia y Alemania han reafirmado su compromiso con Ucrania, mientras que el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha pedido a Zelenski que "respete lo que Trump ha hecho por su país" y busque recomponer la relación.
La cumbre de Londres, organizada por Keir Starmer, y la reunión extraordinaria del Consejo Europeo en Bruselas este jueves, son intentos de fortalecer la respuesta europea. Se discuten varias opciones:
Más ayuda militar: Se prevé un nuevo paquete de 20.000 millones de euros, aunque Viktor Orbán y Robert Fico amenazan con vetarlo.
Mayor inversión en defensa: Se estudia flexibilizar las normas fiscales y crear una industria militar propia.
Presencia militar en Ucrania: Macron ha sugerido el envío de tropas de paz, pero la idea, actualmente, genera rechazo dentro de la UE y ha sido calificada por Rusia como una provocación inaceptable.
Sin embargo, la falta de un liderazgo claro dentro de la UE sigue siendo un obstáculo. Mientras Kaja Kallas afirma que "el mundo libre necesita un nuevo líder", Giorgia Meloni evita condenar a Trump y se limita a pedir una cumbre urgente con EE.UU. en un malabarismo por evitar seguir descolocada en el nuevo orden.
¿Y ahora qué?
Europa enfrenta su mayor dilema estratégico en décadas. La era de la dependencia absoluta de EE.UU. parece llegar a su fin, y la pregunta clave es si el Viejo Continente será capaz de desarrollar una política de defensa propia. ¿Estamos ante el nacimiento de una verdadera autonomía estratégica europea, o la fragmentación interna hará que la UE termine cediendo ante Trump y Putin?
Las próximas semanas serán cruciales para definir el futuro de la guerra en Ucrania y el papel de Europa en el mundo. Lo que está en juego no es solo el destino de Kyiv, sino el equilibrio de poder global en un siglo XXI cada vez más incierto.
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La guerra sin Starlink puede durar dos días. La única opción alternativa a la rendición de Ucrania es un alto el fuego que consolide la situación actual, garantizado por fuerzas de paz europeas. Queda por ver si esa opción es posible, y si Rusia se atrevería a atacar a tropas de la OTAN.
Más preocupante es el largo plazo: qué futuro tiene Europa sin el paraguas nuclear americano? Estará Trump tentado de regalarnos a Rusia?
Parece que para llegar a Orwell había que pasar primero por Huxley.